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di Milena Giraldo – Es fácil para la sociedad catalogar ciertos lugares como “peligrosos”. Te dicen que tienes que ser cuidadoso al momento de entrar, que si entras te van a robar, te preguntan el motivo de porque quieres ir y te dicen que es mejor que no vayas.

Estos son lugares que se vuelven invisibles para los demás, en donde las personas evitan hasta escuchar su nombre prefiriendo hacerse oídos sordos y cambiar de tema. Algo importante y en lo que la gente no piensa, es en la riqueza personal que se puede encontrar allá, en la amabilidad de su gente al momento de pedir una indicación, en el carísima y la alegría que tienen sus niños que sin importar en las condiciones en que vivan, siempre encuentran la manera de disfrutar su vida así sea con un simple juego.

Tener la oportunidad de involucrarse y ser parte de esta comunidad, de tener contacto con las personas, en especial con los niños, son momentos que entre risas, baile y abrazos se convierten también en enseñanzas para tu vida, en donde ni siquiera la diferencia de idioma es un obstáculo.

Vives tan grandiosos momentos que ellos te hacen querer volver, que sin importar de que no te conozcan lo suficiente te tratan como a alguien al quien ya conocieran desde hace mucho tiempo, te transmiten todo su amor, cariño, su inagotable energía al momento de bailar, correr y jugar, te ayudan y te enseñan palabras nuevas de su idioma estando al mismo tiempo interesados en aprender sobre el tuyo, siendo tu principal objetivo el de hacerlos felices en el que se crean espacios de paz, diversión y alegría como también de aprendizajes nuevos.

Por todo esto, pienso en la importancia de no juzgar estos lugares desconocidos, de no invisibilizarlos simplemente por los rumores que escuchas, lo único necesario es que le des la oportunidad de conocerlos para que así te des cuenta de las maravillosas experiencias que puedes encontrar allá, el solo hecho de que los niños te reciban con un caluroso abrazo y que se vea reflejado la alegría en sus ojos te hace querer volver.

Así que mientras las demás personas continúan catalogando estos lugares como “peligrosos” en donde por ningún motivo debes entrar, yo seguiré deseando volver, de ir y disfrutar de esa alegría y felicidad que sientes al tener la oportunidad de compartir con niños y con personas que en verdad vale la pena conocer.